Maras, pandillas y delincuentes comunes acechan centros educativos reclutando menores de edad o infiltrandolos con el fin de utilizarlos como mulas o vendedores de drogas.
Sometiendo a jovencitas como esclavas sexuales o prostituyendolas. Centros escolares donde gobiernan los menores miembros de organizaciones delictivas, escuelas y colegios donde las autoridades solo están de nombre pues son los menores quienes imponen las reglas y el docente que se oponga o denuncie este tipo de practicas puede terminar muerto.
Desde el 2009 al 2018 los colegios magisteriales contabilizan más de 19 docentes asesinados en diferentes departamentos del país. Las operaciones delictivas se ejecutan de manera libre y sin ninguna represalia en los centros escolares y menores de 12 años en adelante ya forman parte de las mismas por su voluntad u obligados.
Gran porcentaje proviene de hogares desintegrados en donde los padres de familia por omisión no les inculcaron valores cristianos morales y cívicos carencia de la que las maras y pandillas se aprovecharon.
La mayoría de traslados pedidos por los docentes en las principales ciudades del país se deben a las amenazas que reciben por parte de sus alumnos o personas ajenas a la institución y la Policía Escolar es un proyecto que pese al paso de los años no se ha iniciado.