«Nací en Matamoros (México) hace 42 años. Tuve una infancia llena de ternura y luego fui a la Universidad. Allí me involucré en diferentes actividades políticas. Tenía la ambición de ser juez o abogado. Mis crecientes éxitos profesionales me ofrecieron todo tipo de posibilidades y… pronto caí en el mundo criminal. Mi ascenso profesional se detuvo repentinamente. Para huir de la policía tuve que dejar el país, pero cuando regresé a México algunos años más tarde, me arrestaron.
Entonces pensé que mi vida se había acabado. Pero un día encontré un Nuevo Testamento en la basura de la cárcel. Empecé a leerlo y quedé muy sorprendido; descubrí como una luz que iluminaba mi vida. Esta luz me hacía tomar conciencia de mis errores, pero también me daba una esperanza. Un día me puse de rodillas y le pedí a Dios que me perdonara. Entonces la carga que me agobiaba dio lugar a una paz inesperada, una paz que nunca había experimentado.
Por medio de Jesucristo recibí una vida totalmente nueva. Poco tiempo después, cuando salí libre, busqué a mi familia. A pesar de todo el sufrimiento que les había causado, mis familiares no me rechazaron. Algunos meses más tarde toda mi familia creyó en el Señor Jesucristo. ¡Fue una nueva vida para todos! Y todo comenzó el día en que encontré un Nuevo Testamento en la cárcel».
Si todavía no posee el evangelio según Juan, escriba al editor y este le enviará uno gratuitamente.