El amor ante el odio
«El odio es el primer enemigo del amor, y también el más visible. El odio endurece el corazón. Se aferra a nuestro sufrimiento y a nuestro enojo de tal manera que el otro es rechazado como inhumano. El odio desfigura nuestra mente. Nunca caiga en la tentación de volverse amargo».
Martin Luther King
«Si pudiésemos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos suficiente tristeza y sufrimiento como para desarmar toda nuestra hostilidad».
H. W. Longfellow
Jesús nos pide más que dejar simplemente nuestra hostilidad. Nos dice que amemos a nuestros enemigos, que oremos por ellos, que los perdonemos. Pero, ¿dónde podemos encontrar la fuerza para ello? Creyendo en Jesús. Todo hombre que ha nacido de nuevo posee la vida divina y la capacidad de imitar a su modelo, Jesús. Él no solo nos enseñó a amar a nuestros enemigos, sino que él mismo nos dio el ejemplo perfecto, sobre todo en el momento en que, crucificado, oró por sus verdugos.
Jesús no nos invita a amar de manera pasiva, dejándonos maltratar sin decir nada. Confrontar a nuestro prójimo puede formar parte del amor que le debemos. Durante el juicio de Jesús, uno de los guardias le golpeó la cara; Jesús no reaccionó con violencia, sino que puso al guardia ante su propia responsabilidad: “Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?” (Juan 18:23). Esta actitud probaba que Jesús lo amaba. ¡Hoy nos invita a tener un amor como el suyo!