El alfa y la omega
El alfa «Α, α» es la primera letra del alfabeto griego, y la omega «Ω, ω» es la última. Cuando el Señor Jesús dice que es el alfa y la omega, esto significa que él es el origen de la historia de este mundo y que también estará ahí cuando el mundo desaparezca. Habló para crear el universo: este fue constituido “por la palabra de Dios” (Hebreos 11:3). Y cuando el tiempo haya dado paso a la eternidad, hablará otra vez: “Hecho está” (Apocalipsis 21:6).
Hubo un comienzo de las cosas visibles. Estas salieron de la nada gracias a la voz del Todopoderoso. Y también tendrán un fin, para dar lugar a las que hoy no podemos ver debido a nuestra condición humana. Esta creación nueva, eterna, será introducida por la misma voz. Todo el tumulto y la agitación de la historia humana, sus suspiros, sus gritos, sus lágrimas como sus cánticos, se sitúan entre esta alfa y esta omega.
Pero “la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8).
La ciencia trata de explicar el pasado. También trata de prever el futuro, pero apenas lo consigue en parte. Solo la santa Escritura, la Biblia, nos muestra nuestro origen y nuestro destino, lo que había antes del principio y lo que habrá cuando termine nuestro universo.
“La palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25). No olvidemos indagar lo que dice y escuchar a Aquel que nos creó.