Josef Stalin (1878-1953) el dictador soviético tenía una particular forma de estudiar el comportamiento de sus competidores. Sobrepasando lo tradicional, el presidente llegaba a niveles inimaginables: estudiaba los excrementos.
Igor Atamanenko un ex agente de la unión soviética decidió revelar información sobre las extravagantes técnicas de espionaje que se utilizaban en la época. Explicó que Stalin buscaba analizar el estado emocional de sus contrincantes husmeando sus desechos.
“Los soviéticos en esa época no tenían los dispositivos que utilizan los servicios secretos el día de hoy, por eso los especialistas buscaban las formas más extravagantes de conseguir información”, explica el ex agente.
Analizando el baño de Mao Zedong
Cuando Mao Zedong visitó a Joseph Stalin en 1949, los espías soviéticos monitorearon no sólo sus palabras, acciones y lenguaje corporal, sino también sus excrementos. Laboratorios especiales y trabajos con tuberías fueron instalados en el lugar donde Zedong estaba hospedado, sus desechos eran desviados del pozo séptico y eran guardados en cajas especiales.
¿Para qué estudiar los excrementos?
Los estudios se basaban en la hipótesis de que las emociones producen una reacción química en el cuerpo, que se ve reflejada en las heces fecales, y si son estudiadas de forma correcta se podría deducir el estado anímico.
Al conocer el estado anímico de una persona, se podía tener un panorama más abierto de cuáles podían ser sus próximas acciones y de observar si el mandatario estaba siendo genuino en sus opiniones.
¿Qué decían las heces?
Cada componente de las heces se refería a un estado anímico específico, un equipo de especialistas en el que trabajaban destacadas figuras del mundo de la medicina y la psiquiatría se dedicaban a extraer cada sustancia y a analizar su dignificado.
“Altos niveles de aminoácido tripófano, se decía que la persona estaba en un estado anímico calmado y que sería sencillo acercarse. Por otra parte, si los niveles de potasio estaban muy bajos, la persona estaba nerviosa y con insomnio.” Explica Atamanenko.
“Estoy aquí para más que comer y defecar”
El historiador David Halberstam comenta en uno de sus estudios que Mao Zedong no la paso muy bien en su viaje a Rusia, se quejaba de que fue el viaje fue una pérdida de tiempo, por lo que en algún momento en plena molestia dijo “Estoy aquí para más que comer y defecar.”
Frase que resumiría perfectamente el plan de estudios de Stalin, mantenerlo calmado sin alteraciones para poder tener los resultados más acertados posible.
Pese a los avanzados laboratorios y el preparado equipo de profesionales que lo manejaba, el análisis de excrementos no se mantuvo en el tiempo, puesto que Nikita Khrushchev el sucesor de Stalin no parecía muy interesado en tan extravagantes prácticas. Aunque la BBC contactó al Servicio de Seguridad Federal de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso), con el propósito de confirmar o no la existencia del laboratorio en la actualidad y respondieron: “No podemos hacer ningún comentario al respecto”.