Un cambio radical
«¡Lo voy a matar!», repetía aquel hombre que, al volante de su viejo camión, buscaba a su peor enemigo para vengarse. Solo pensaba en eso, ni siquiera podía dormir debido a su sed de venganza.
Aquel día se detuvo en un hotel para pasar la noche. En su habitación encontró un libro que no conocía, y pasó gran parte de la noche leyéndolo. Al día siguiente dejó el hotel. Cuando la persona encargada del aseo entró en la habitación, descubrió con espanto una pistola, una Biblia abierta y a su lado una hoja con las siguientes palabras: «Este libro salvó dos vidas: la mía y la de mi peor enemigo».
¿Por qué este cambio tan radical? El mensaje de la Biblia, como si fuese un potente proyector, iluminó la conciencia de ese hombre y le mostró su estado ante Dios, el horror del acto que iba a cometer. Lo hizo consciente de que Dios es luz y amor, y esto tocó su corazón lleno de odio, a tal punto que cambió de dirección.
Ante Dios no solo los delincuentes son culpables. “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Dios dirige este mensaje a todos. Declara que el corazón del hombre está lleno de tinieblas, pero que Dios es luz y amor. Jesucristo, “aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Pero es necesario creer, tener el ojo sencillo de la fe, para ser lleno de Su luz y amor, y poder experimentar el mismo cambio radical en nuestra vida.
“Erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora (Dios) os ha reconciliado” (Colosenses 1:21).