En lo que tiene los adornos de una gira de agradecimiento, Nikki Haley, embajadora de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, expresó el martes su agradecimiento a uno de los países centroamericanos que Trump dijo que debería hacer más para detener a los narcotraficantes.
Junto al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, Haley agradeció a Honduras por su apoyo en una resolución de la ONU que condena la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
«Esa fue una decisión que no fue fácil para ningún país votar», dijo. «Pero el pueblo de Honduras estuvo con nosotros para poder tomar esa decisión por nosotros mismos y decidir dónde queremos nuestra embajada, y saber que ese es nuestro derecho».
Haley también planea visitar Guatemala, otro de los siete países que se alinearon con Estados Unidos e Israel en la votación de diciembre.
Sus sentimientos contrastaron con las recientes críticas de Trump a los países que son puntos de tránsito para las drogas producidas en otros lugares. Llamando a El Salvador, Guatemala, Honduras y México, dijo: «Quiero detener la ayuda, si no pueden evitar que entren las drogas, porque podrían detenerlos mucho más fácilmente que nosotros».
La visita de Haley también reflejó otro mandato presidencial: reducir los flujos de drogas hacia el país. Ella describió su misión principal como recopilar datos sobre los problemas de la región con el narcotráfico, la corrupción y los derechos humanos, y ver si se puede hacer algo en las Naciones Unidas.
Calificándolo como el Año de las Américas, Haley predijo: «Verá a varios miembros del gabinete haciendo visitas a América Latina para hablar realmente sobre discusiones más profundas sobre qué más podemos estar haciendo y de qué otra manera podemos estar asociados».
Pero el voto de Jerusalén siempre estuvo en segundo plano. Honduras y Guatemala tienen grandes poblaciones evangélicas y fuertes relaciones con Israel.
Después de la votación de diciembre, Haley prometió «tomar los nombres» de los 128 países que votaron para condenar la acción de los EE. UU., Incluidos los aliados. Y Trump le ha pedido al Congreso que promulgue una ley que requiera que la ayuda estadounidense se canalice en gran medida a los países que respaldan sus posiciones en las Naciones Unidas.
Hasta ahora, la amenaza ha sido más retórica que la realidad. Los votos de los EE. UU. No son el único factor en la distribución de al menos $ 28 mil millones en ayuda externa, y ni siquiera son la consideración más importante.
Jordania, por ejemplo, votó para condenar la decisión de EE. UU. Sobre Jerusalén. Pero es clave para los intentos de la administración de volver a colocar a israelíes y palestinos en la mesa de negociaciones.
Cuando el Secretario de Estado Rex Tillerson estuvo en Jordania este mes, firmó un acuerdo para otorgarle casi $ 1.3 mil millones en ayuda anual durante los próximos cinco años.
Honduras, por el contrario, obtendrá alrededor de $ 115 millones en ayuda estadounidense este año, y la asistencia al país disminuiría drásticamente en virtud de la propuesta de presupuesto de la Casa Blanca para 2019. Haley no anunció ningún dinero nuevo.
«Eso nunca será un asunto independiente», dijo a periodistas que viajaban con ella. «Pero siempre será un elemento al que podemos regresar y decir: ‘¿Saben qué? Nos apoyaron en lo que respecta a la votación de Jerusalén ‘».
Hernández dijo que su gobierno aún no ha decidido si trasladar su embajada a Jerusalén, como Guatemala planea hacer. Dijo que no esperaba nada a cambio del voto más que recibir «el mismo trato que una nación soberana».
Haley también vio una demostración de una unidad de policía nacional entrenada por los EE. UU. Que persigue a los traficantes de drogas y las pandillas. Otras unidades, algunas atendidas por jubilados de los departamentos de policía de Nueva York y Chicago, entrenan a las fuerzas hondureñas en análisis forenses y otros asuntos policiales.
El enfoque de Haley en el tráfico de narcóticos, inusual para un embajador de Estados Unidos, ilustra su voluntad de superar los límites de la diplomacia. Las Naciones Unidas declararon que el narcotráfico es una amenaza global para la seguridad y la paz, pero han hecho poco para atacar el problema. Sin embargo, Haley cree que las Naciones Unidas tienen un papel que desempeñar.
«No podemos simplemente enfocarnos en los países que lo están produciendo». Tenemos que enfocarnos en los países que lo están moviendo, y estamos haciendo lo suficiente en la comunidad internacional para detenerlo «, dijo.
Un problema más irritante en Honduras es la corrupción. El injerto es endémico en Honduras, desde la fijación de multas de tráfico hasta el robo de dinero del gobierno por parte de funcionarios de alto nivel.
El mes pasado, la unidad de corrupción del fiscal general acusó a cinco legisladores de tomar dinero designado para proyectos de desarrollo. Pero el Congreso Nacional hondureño respondió congelando todas las investigaciones sobre lo que había sucedido, y el caso fue desestimado.
«Existe la sensación de que puedes hacer algo y salirte con la tuya», dijo un funcionario de los EE. UU., Que habló con la condición de que el anonimato fuera franco.
Haley declaró el apoyo de Estados Unidos a un panel anticorrupción (MACCIH) que cayó en desorden el mes pasado cuando el jefe y dos altos funcionarios renunciaron, citando la hostilidad del gobierno hondureño.
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