El himno de la Champions despierta algo dentro del Real Madrid. Contra el PSG y sin recuperar en todo caso la perfección de la temporada pasada, el equipo ofreció una cara a la que agarrarse para la vuelta en París… y lo que pueda venir después. “Esta competición nos pone”, confesó Zizou. A él y a algunos de sus jugadores se les ha encendido la bombilla en el momento más necesario.
A veces, menos es más. Aunque lo suyo con Benzema no tiene arreglo, Zidane no se encadenó a la bbC y para ello no tuvo reparos en dejar fuera a Bale. El equipo no se partió tanto e Isco pudo ayudar a Modric y Kroos cuando tocaba hacer las coberturas a Neymar o Mbappé. Sus cambios, aunque cartesianos (repitió la entrada de Asensio y Lucas) y como suele más bien tardíos (metió al dúo español en el 79’), le funcionaron a la perfección. Y viendo los experimentos de Emery con ese doble lateral diestro Meunier-Alves, una solución sencilla a veces es mejor que una innovación táctica.
Zidane le retribuyó tras aquella extraña suplencia del Clásico. Isco no se esconde y cuando hay que sacrificarse va con todo. Tapó una subida de Marcelo quitándole un balón peligrosísimo a Mbappé a ras de suelo y pese a tener ya una amarilla. Recuperó siete balones (más del doble que Casemiro) y sabía lo que se hacía. Una de las claves era no perder pelotas sencillas al iniciar el juego, ahí estaba el ejemplo negativo de Lo Celso en el PSG, y en toda la primera parte no falló ni un pase. 38 de 38. “Ha hecho un primer tiempo magnífico”, diría de él Lopetegui en BeIN. El porcentaje total de pase del malagueño, espectacular: 96,7%.
Asensio es la cara visible de la aportación desde el banquillo, eso que el Madrid tanto añoraba. Aunque cada vez sea más difícil no considerar al balear como titular para partido grande. Ofrece nuevas facetas. Ya no depende de sus golazos desde lejos, su productividad es más profunda. Al PSG lo desquició en siete minutos y participó en los dos últimos goles. Su zurda es especial y conjugada con la taurina que aporta Lucas Vázquez al brebaje blanco, esta sí que es una segunda unidad que aprieta de lo lindo a los titularísimos…
A Marcelo le ha costado coger su punto de forma, con días nefastos como en Wembley, pero ya lo tiene. Justo cuando el Madrid más necesita ese punto de locura imprevisible con el que ataca. Fue el madridista más difícil de parar para el PSG. Fue el que más duelos directos ganó (el 69,7% de las acciones) y cuando Asensio se le unió, el equipo parisino directamente no supo cómo pararlos. Explotar más esa asociación es oro puro para el Madrid.