Existen infinidades de razones por las que no se debe mezclar la religión y la política. Razones que han sido comprobadas a lo largo de toda la Historia, sobre todo en el periodo de la Edad Media.
Las autoridades religiosas no deben participar en política porque puede utilizar el adoctrinamiento religioso que data de muchos siglos para manipular a la gente.
Cuando la religión y la política se mezclan, hay un gran riesgo de:
1. Violación de los derechos humanos de algunas minorías como la comunidad LGBTTI – Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros e intersexuales, de los ateos, agnósticos, de las feministas, puesto que sus convicciones religiosas los rechazan.
2. Discriminación de las otras cosmovisiones, como la de los pueblos originarios, los afro-descendientes (que tienen su candomblé, santería, etc.) ya que la mayoría religiosa busca a convertirlos a sus creencias, porque están acostumbrados a clasificar estas creencias como “supersticiones”.
3. La exclusión, el rechazo, la discriminación y el estigma constante de todos los que no compartan su visión del mundo como los: agnósticos, ateos, libre pensadores, budistas, judíos, musulmanes, etc. , que serán tratados de “anticristos, demoniacos, etc.”, vistos como parias o ciudadanos de segunda categoría.
4. La mayoría religiosa podrá igualmente frenar el desarrollo científico, bajo el pretexto que no se pueden hacer experimentaciones con células madres, porque su principal argumento es “que el hombre no se puede tomar por dios”, frenando así investigaciones que pueden dar con la cura de enfermedades inmuno-deficientes.
5. Incrementaran las infecciones de transmisión sexual, y los embarazos en adolescentes, ya que excluirán la educación en salud sexual y reproductiva, así como la planificación familiar, como lo hacen en el presente.
6. Limitaran el desarrollo del sistema cognitivo, promoviendo el pensamiento mágico-religioso, y excluyendo el pensamiento racional, científico y crítico, lo que hará una población de seres obedientes y fácilmente manipulable.
7. Pueden distorsionar la educación introduciendo la biblia como “un referente del conocimiento científico”, lo que se hace en el presente en algunas universidades, en las cuales los profesores le dicen a sus alumnos que “el ateísmo es diabólico, que la homosexualidad es una abominación, o que la educación ecológica se basa en el génesis”.
8. Se darían más abusos por parte de las autoridades religiosas que se sentirán que están protegidas y por encima de la ley, así que aumentarán los abusos sexuales, los fraudes, las manipulaciones por parte de las diferentes iglesias.
9. Las personas no sentirán que tienen el poder de revelarse, de realizar cambios sociales, porque todo estará en las manos del poder divino, quitándole completamente el poder individual al ser humano, y otorgándoselo a la divinidad. Es dicicil ir en contra de siglos de adoctrinamiento.
10. Se regresará al principio de la monarquía divina, en dónde los políticos buscarán el apoyo de la Iglesia y de sus autoridades eclesiásticas para tener el aval divino, en lugar del apoyo popular.
11. Se instalará un régimen totalitario en dónde se intervendrá en la vida privada de todos los ciudadanos, indicándoles como vivir sus vidas, como vestirse, como actuar, etc.
12. No existirá la libertad de consciencia, de pensamiento o de religión o está estará muy limitada.
13. Los políticos religiosos seguirán más las instrucciones de sus autoridades eclesiásticas que las autoridades democráticas o la voluntad del pueblo.
14. Incrementará la corrupción de las iglesias, que además de no pagar impuestos, no tendrán ninguna auditoria, ni posibilidad de transparencia en sus finanzas.
15. Las políticas públicas no serán establecidas por criterios científicos u objetivos, sino que seguirán las enseñanzas de un libro sagrado o de autoridades eclesiásticas anacrónicas y desfasadas.
Todo esto es una Historia de terror, que ya se vivió en la Edad Media, en dónde se estableció la inquisición para velar por el cumplimiento de los preceptos religiosos.
Es exactamente, lo que existe en los países musulmanes que se rigen por la Sharia. Aquellos ciudadanos que no se sometan les espera: tortura, cárcel y la pena de muerte en algunos casos.
Solo un ESTADO LAICO promueve el respeto de las minorías, de la pluralidad de cosmovisiones, de una verdadera DEMOCRACIA.