Busque y Dios le responderá (1)
«Nací en Bélgica, en una familia marroquí musulmana. Mis padres nunca me obligaron a seguir sus costumbres religiosas. Pero tenía sed de Dios, y si bien se me ocurría orar, mi corazón permanecía vacío. Mi divisa era: no soy mala, no he hecho daño a nadie, no tengo enemigos, no robo. Pero a lo largo de mi vida empecé a hacer cosas que me condenaban ciertamente con respecto a Dios.
Tomé conciencia del peso de mis pecados, y ese fue el momento que Dios escogió para revelarse a mí. Estaba pasando por un periodo inestable, pues me acababa de independizar.
En esa época encontré un cristiano quien a menudo me hablaba de Jesús. Eso me parecía irritante, y deseaba que terminara con sus discursos. Siempre me repetía: «Busque, y Dios le responderá». Al fin decidí buscar, y desde ese momento algo me impidió seguir viviendo como antes. Era como si, inconscientemente, hubiese dado un paso hacia adelante, ya no podía dar marcha atrás.
Cuando empecé a leer la Biblia, tenía la sensación de estar cometiendo un pecado. Sin embargo Dios me daba respuestas a través de esas lecturas, pero yo no quería aceptarlas. Decidí orar, pidiendo a Dios que me mostrase la verdad. Poco a poco mi corazón se fue abriendo, y por fin Dios pudo colocar en él la sola y única verdad».