«El monseñor Manuel fue quien solicitó el sillón para que el papa Juan Pablo II pudiera hacer su siesta tranquilo. Entonces vinieron y lo recogieron», recordó la madre abadesa Johanna de Jesús.
El sillón con más de 30 años de antigüedad se conserva intacto en el convento Santa Clara de Trujillo. Fue trasladado a las instalaciones de la arquidiócesis para que Juan Pablo II tome una siesta en medio de la agenda que cumplió en 1985.
Johanna de Jesús, en diálogo con RPP Noticias, contó que aquel entonces el arzobispado no contaba con un mueble reclinable que brinde un momento de descanso al Papa y, por ello, gustosas prestaron el suyo.
En la actualidad, este cómodo sillón verde se guarda en el área de enfermería del convento. El Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia de las hermanas clarisas alberga a 14 religiosas de claustro dedicadas a orar por los pecados del mundo.
En un hecho inusual, las clarisas de Trujillo abrieron sus puertas a RPP Noticias, y mostraron cómo se preparaban para el recibimiento al Sumo Pontífice. Se encargan de elaborar 100 mil hostias que serán repartidas en la multitudinaria misa que tendrá lugar en la explanada papal de Huanchaco.