La marca Playboy podría estar valorizada en 500 millones de dólares. Eso y los demás bienes de Hugh Hefner, se repartirán en breve aunque el testamento cuenta con una cláusulaparticular.
Según los medios del espectáculo, la cláusula particular es que todos sus herederos tendrán que demostrar que no padecen ningún tipo de adicción.
«Reconozco podrían tener conflictos de intereses en la administración, manejo y distribución de la herencia. Estoy consciente de estos conflictos potenciales y existentes, pero igual quiero a estas personas, por su conocimiento especial, sus habilidades y su relación conmigo, para que se encarguen cuando sea el momento», dice parte del testamento de Hefner, que reveló E! News.
Así, los herederos del empresario (su esposa y sus cuatro hijos), tendrían que demostrar con una prueba toxicológica, que no son adictos a ninguna sustancia prohibida ni al alcohol. De serlo, se suspende su herencia hasta que puedan probar que llevan 12 meses sin consumir drogas, señaló La República.
De otro lado, según los documentos, el magnate le niega su fortuna a cualquier persona que la solicite y que no este reconocido por él. «Expresamente desheredo y excluyó de cualquier beneficio de este testamento a quien alegue ser mi hijo, incluyendo a hijos concebidos después de mi muerte, a menos que dicho hijo viviese conmigo en mi casa y fuera reconocido por mí, por escrito, como hijo».
El nombre Playboy surgiría del reclamo de los dueños de otra revista, Stag, que consideraban que la idea de Hefner atentaba contra sus derechos de autor. De un momento a otro, Hefner se veía obligado a cambiar el encabezado de su publicación, dejando atrás al venado y apostando por un simpático conejo. Varios años después, expresaría. –No imagino a una mesera llevando cuernos de venado y sirviendo tragos en uno de mis clubes.
Desde el inicio, Hefner trasladó a su revista el ánimo transgresor que lo llevó a dejar esa vida monótona de la que tanto renegaba. Así, decidió incluir en el primer número de Playboy un desplegable con la mítica foto de Marilyn Monroe desnuda, que compró al dueño de una imprenta dedicada a producir calendarios.