Dios es fiel
Erino Dapozzo (1907-1974) era un cristiano convencido. Trabajaba como obrero en una construcción. Debido a su fe, era el blanco de muchas burlas por parte de sus compañeros. Su patrón, sobre todo, no tenía ningún respeto hacia Dios, y no perdía una ocasión para afirmarlo. Un día muy frío llegó en una camioneta a recoger a sus obreros. Todos se dieron prisa a tomar un lugar en la cabina, pero faltaba un lugar… El jefe señaló el volquete a Dapozzo y dijo, burlándose: «¡Tu Dios te calentará!».
Nuestro amigo se sentó en el lugar asignado, y el vehículo arrancó. El trayecto iba a durar más de media hora, Dapozzo temblaba de frío bajo la mirada burlona de sus compañeros, quienes pensaban: «¿De qué le sirve su fe? Nosotros, al menos, estamos protegidos, podemos calentarnos».
Pero al cabo de un rato, la camioneta llegó al borde de un río y tuvo que tomar un puente provisional. El chófer hizo una falsa maniobra, la camioneta resbaló, chocó contra el parapeto y cayó al agua… Los obreros no tuvieron tiempo para salir de la cabina, todos murieron. Dapozzo, lanzado bruscamente al río, nadó con todas sus fuerzas para alcanzar la orilla. Cuando llegó a tierra, ¡pudo calentarse! Fue el único sobreviviente.
Amigos cristianos, no temamos levantar nuestra bandera. Incluso si a primera vista parece que la fe pierde la batalla, Dios siempre tendrá la última palabra. Él prepara la liberación para los que depositan su confianza en él. ¡Es un Dios fiel!